Tenía yo alrededor de 11 años y dado que mis padres trabajaban mis hermanos y yo pasábamos la tarde en en una sede del INABIF al cual íbamos todos los días luego de salir de clases, en aquel lugar almorzábamos, hacíamos las tareas y también jugábamos.
Como es común este centro competía con otros similares en distintas actividades, nunca destaqué en deporte pero una vez participé en un concurso de baile junto a algunos compañeros. Debo reconocer que yo estaba emocionado ya que era mi primera vez y como era el más grande de todo el grupo de alguna manera la profesora de danzas me confió el dirigir al grupo. Craso error!
Las semanas pasaban y los ensayos se iban haciendo mas intensos, todos los días luego de almorzar y hacer las tareas, el grupo entero conmigo a la cabeza pasábamos al patio principal a seguir los pasos ya acordados. Mi preocupación en ese entonces fue como haría para conseguir el traje, la economía de mi hogar distaba mucho de ser estable y a mis 11 años era algo que me preocupaba mucho, pero mi madre siempre se las ingeniaba, compraba tela, cosía y hacía maravillas para siempre hacer el traje más bonito y con mejores acabados para mi o mis hermanos. Ella es un sol!
Y bueno, el día llegó, no recuerdo haber estado más enfocado en algo de mi niñez que en ese dichoso concurso de baile, todo lo que debió ser algo bonito y muy bien cuidado se transformó para mí en un trauma que he llevado por muchos años y es la razón por la cual nunca más he vuelto a participar de algún evento similar. Y ¿Qué pasó? - se preguntarán todos.
Me olvidé uno de los pasos, mi cabeza estaba muy enfocada en el paso principal de toda la presentación que en pleno concurso omití parte de la coreografía y por tal razón al final me sobraba pista musical que tuvo que ser rellenada con el doble de tiempo del último paso.
No ganamos nada, nos volvimos como llegamos, con las manos vacías y yo acompañado de un trauma que me ha seguido por muchos años, nunca más volví a participar en una sola presentación escolar ya que siempre tuve miedo a "olvidarme" la coreografía y terminar por fregar todo, incluso aquel día escuché los lamentos de la profesora de danzas que mientras se sobaba la cara con las palmas de sus manos se decía: Justo en el que más confiaba!
Ha pasado mucho tiempo de eso y en estos tiempos en que me encuentro tranquilo y feliz por mi pequeña sobrina he tenido la idea de meterla a estudiar danzas, pienso que Hatsumi podría dejar de mover su cuerpito al ritmo del TequeTeque o "Envidia me tienen envidia" y cambiarlo por zapateos y juegos de muñecas y pañuelos con una marinera; entonces me he preguntado y porque no termino con mi miedo de una vez y aprendemos juntos?
Marinera del Perú!
Que feo sentir eso a tan temprano edad, uno de grande pues lo asume con más cancha, de chibolo, pucha.
ResponderBorrarManya q tu debut como coreografo-bailarin no fue buena, pero a veces la primera vez no es buena... hay que seguir intentando ¿no crees?
ResponderBorrarBueno, sobre trauma no me parece, yo pase por algo similar pero no me rendi, me olvide de los pasos si no lo niego pero como siempre para que esta la improvisación, creo que debistes pensar en eso, se que eras muy pequeño (aunque no has crecido mucho) pero tu profesora debio decirte eso que si por algun motivo se olvidaran los pasos solo improvisen y que lo mas importante es divertirse, pero bueno ya paso eso, yo hago lo mismo con mis primitas y sobrina, les enseño a bailar de todo y como siempre ellas unas campeonas en lo que hacen por que les gusta, suerte pequeño LUCO y ya me estoy poniendo al dia en tu blog, ya estoy de vuelta =^.^=
ResponderBorrarah vaya tus pininos como coreografo entonces! jejeje
ResponderBorrarBueno, tu sobrina necesita muchos estimulos y el baile es una buena manera de que ella aprenda sobre su cuerpo y la elasticidad!
Pero ojo tampoco quieras trasladar tus fantasias y frustraciones en ella.