viernes, noviembre 28, 2014

Tortilla de papa...

Conocí a Jm. por un amigo, una presentación informal un día en los que el europeo llegaba, como una de tantas veces, a Perú.

Sus ojos iluminados, sus cejas, sus pestañas rizadas y esa sonrisa de niño me cautivaron, me engancharon desde el primer día que lo vi, sin embargo no había motivo para pensar en algo más y mucho menos a tan poco tiempo de conocerlo. 

Aquella semana en que lo conocí se fue volando, terminó muy rápido y regresó a su país, regresaría en un mes a Perú por los motivos que siempre lo traen: trabajo! 

Un mes después yo en el aeropuerto esperando que llegue, verlo salir por aquella puerta, acercarse y abrazarlo fue demasiado bueno para mí, un momento muy bueno... y desde entonces muchas de mis noches las he pasado con él, durmiendo con él, cenando con él, conviviendo con él; claro está el tiempo que se nos hacía fácil el poder compartir...

Hoy decido huir, mis sentimientos hacia él han crecido y a pesar de que a su lado me he sentido querido creo que falta algo, algo de su parte, somos tan distintos, él tan culto, tan profesional, tan experimentado y creo que él lo sabe, sabe que yo a su lado sería más para aprender que para enseñar...

Me he sentido querido y eso es lo que cuenta, huyo porque no me quiero enganchar con él y  porque siento que él no lo hará conmigo, supongo que no soy más que una bonita compañía y aunque siempre me quedé pensando en todo lo que me dijo, las ocurrencias, las cenas, los abrazos pues creo que huir es la manera de defenderme, de estar bien...

Quiero a Jm. pero no quiero sufrir, supongo que es prevenir y no lamentar... Me ahorraré unas lágrimas decidiendo esto, me ahorraré muchos suspiros, me ahorraré noches pensando en él (eso no creo, porque lo ando pensando a cada minuto del día), hoy no he sabido nada de él y no sé si en estos días se tome la molestia de buscarme, aunque siendo sincero me gustaría que me llame y que me diga: te necesito aquí en mis brazos, en mi cama y sobretodo en mi vida...