domingo, mayo 24, 2015

Nos vemos pronto...

Son las 10 am. Y me siento como muchas veces últimamente: desganado, decaído y pesimista. Miro el celular y no hay mensaje alguno… Salgo de la cama voy al espejo, me quedo ido, reacciono y entonces caigo en cuenta que es cierto, te marchaste hace unos días.

Hablamos días después de la operación que le hicieron y recuerdo claramente que me dijo: luco, quiero descansar ahora. Sentí su voz quebrada y yo sólo pude darle ánimo y decirle que todo saldría bien, que pronto todo sería historia.

Los días posteriores a eso todo intento de comunicación con él se hizo imposible, su celular estaba apagado era la razón porque ni mis mensajes de whatsapp tenía respuesta.

Días más tarde una llamada de un conocido me tomaría por sorpresa, Luis se había ido, la operación había traído complicaciones que su cuerpo no pudo soportar, estaba pasmado, me metí al baño, llamé a mi madre y llorando le dije que Luis se había ido, ella apenada me dijo que me calmara, que quizás debido a las complicaciones que Luis ya tenía era lo mejor, que ahora él estaba en un lugar mejor.

Llegué hasta su casa ese mismo día por la noche, tenía miedo, pero debía llegar, era lo mínimo que podía hacer, quería despedirme de él. Saludé a todos y le di el pésame a su padre y una de sus hermanas, vi a su madre parada a un lado del ataúd y no pude darle el pésame, preferí no hacerlo y es que creo que no hay palabras ni nada de lo que yo pudiera decir o hacer que aplaque el dolor que ella debía de sentir en ese momento y yo no quería volverme causante ni testigo de una crisis pues yo también podía sumarme a ella, ver llorar a una madre por su hijo, el hijo que se va, podía ser demasiado para mí.

Me senté y los recuerdos que llegaban hacían que mis ojos se inundaran de forma discreta, recordaba los días que llegué al hospital a verlo, las quejas que su madre me daba y los resondrones que le tuve que dar a Luis con su madre presente y las conversaciones con ella a solas.

Luis siempre demostró ser una persona fuerte a pesar de las adversidades, aprendió a seguir a pesar de todo y aprendió también a sonreír a pesar de tener el alma quebrada y es eso que algunas de las personas que lo conocimos un poco más pudimos ver, mostrarte una sonrisa cuando la situación no lo ameritaba.

“Querido Luis, quizás era momento de decir basta y de descansar, tengo la certeza de que ahora estás más tranquilo y en un lugar mucho mejor, tu partida nos deja mucha pena y lágrimas que de seguro el tiempo transformará en recuerdos bonitos, cada vez que vea unas rosas azules será un aviso de tu parte para hacernos saber que tampoco nos olvidas”


Nos vemos pronto amigo…

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