Hace unas semanas tuve una
discusión con mi padrastro, en los últimos años hemos tenido más desacuerdos
que atinos y eso sumado a otros problemas más han hecho que las relaciones
familiares de todos en casa se hayan deteriorado.
Tomé el metropolitano para volver
a casa luego de unos días fuera de ella, los días se han pasado algo rápido,
eran casi las 9 de la noche mientras que con cada estación que avanzamos el bus
se iba llenando más, me acomodé apoyando mi espalda en una de las barandas del
bus, me coloqué los audífonos y cerré los ojos mientras buscaba dentro de mi
alguna solución para mis problemas económicos… Ojalá pudiera multiplicar los
únicos 20 soles que tengo en el bolsillo así como Jesús hizo con los panes y
pescados – pensaba.
Una erección repentina me hizo
despertar del trance, llevaba jeans y no llevaba interiores, pensé que era el
roce de la mochila que llevaba en la mano sobre mi entrepierna lo que había
generado tan bochornosa situación, pero cuando pude darme cuenta era que
alguien sutilmente había colocado su mano en esa zona, moví mi mano empujando
la ajena y me acomodé mirando a otro lado mientras colocaba mi
mochila cubriendo esa parte y evitar una situación similar, faltaba poco para llegar al destino.
Poco antes de salir de la
estación me llamó Damián y estuvimos conversando sobre lo injusta de la vida,
sobre lo que había sido la semana, sobre los problemas que hemos tenido en el
trabajo y, como siempre, quedamos en vernos por ahí algún día para ir al cine, hablamos
de cine clásico y además le conté sobre lo ocurrido en el metropolitano con la
mano ajena y siempre a su fiel estilo me dijo: yo hubiera aprovechado!
Llegué a casa, saludé a mi
padrastro y me metí a mi habitación; ya en mi cama luego de unos mimos por
whatsapp y de culturizarme conociendo algo de Mozart, Beethoven y compañía, es
que empezó todo…
Mis hermanos, los dos que me
siguen, llegaron de una reunión y ebrios se dispusieron a seguir bebiendo con
música incluida en la azotea de casa, yo andaba de mal humor porque mi insomnio
sumado a la bulla por más mínima que fuera llegaba a mis oídos y no podía
dormir, la mayoría en casa necesita dormir ya que todos trabajan y entonces
salió mi padrastro a decirle a uno de mis hermanos que nos dejen dormir, luego
bajó mi otro hermano y se armó una discusión que no pensé que podía darse,
cuando escuché más bulla salí de mi cuarto mientras uno de mis hermanos
separaba al otro de mi padrastro, Elías encaraba a mi hermano mientras yo
trataba de calmarlo a él y mis dos hermanas lloraban…
Debo reconocer que no pensé que
pudiera darse una situación así, empecé este post agobiado y llorando, viendo en lo que una familia se ha convertido, me pregunto si hay
culpables, si es que se puede culpar a alguien, si es que todos somos culpables
o simplemente nadie es culpable…
Supongo que cada uno lleva su
cruz, que cada uno la carga como puede, yo cargo la mía y trato de hacer las
cosas bien, trato de no ser “el problema”, ya me desahogué y no sé si es buena
idea ir a trabajar o quedarme a hablar con mis hermanos, son casi las 4 de la
mañana y si duermo ahora sé que no despertaré ni aunque tenga la alarma a 10
centímetros de mi oreja, que desgaste físico y emocional.
Me pregunto: ¿Cómo se puede
arreglar esto? - Me da un poco de vergüenza escribir éstas cosas, quizás este post esté poco tiempo aquí.
gordis, pucha pero tus hermanos también pues. Qué no tienen chamba q se emborrachan de domingo a lunes?
ResponderBorrarQue jodido todo
Recién aterrizo en tu blog y me gustan tus memorias urbanas. Chico, no te atormentes, por lo que leo eres un buen chico. Ya nos leemos.
ResponderBorrarPD: me sumo a Damian, ¡hubieras aprovechado!
Siempre bienvenido!
BorrarUff! Qué problemas! También, tus hermanos no son considerados!
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